Yo Pienso 2:

Discurso en el 16 aniversario de la Carta Orgánica Municipal:

La verdad es que voy a empezar haciendo un mea culpa, ya que las mayoría de las veces que fui invitado a participar del acto de aniversario no participé muchas veces por no darle la real importancia y muchas veces, equivocado yo, por mirar primero quien me remitía la invitación en lugar de dimensionar la importancia de tal evento.

No podría iniciar esta alocución sin antes brindar un especial homenaje a quien fuese el único abogado que fue convencional constituyente, a quien si bien no fue nacido en ésta tierra la adoptó como suya, y que hoy no está entre nosotros, el Dr. Gabriel Maturano.

Podría empezar haciendo referencia a lo Que es una carta orgánica, decir que es un conjunto de normativas desarrolladas para regir la vida institucional, política y económica del municipio, por ello se transforma en la Ley fundamental del municipio, ya que declara los principios que regirán el sistema, su modelo de organización de crecimiento y de distribución de recursos, de tal manera que se constituye en el instrumento político y jurídico que posibilita la fijación de una serie de derechos, organizando los poderes y determinando las atribuciones y funciones de los órganos municipales.

Pero con ese tipo de definiciones académicas y normalmente producto de rebuscados discursos, simplemente lograría que vuestra atención se disperse y el verdadero objetivo de éste acto caiga en saco roto.

Qué nos pasa cuando cumplimos años?. Cuando se da el aniversario de un evento transcendente? Lo que la mayoría hacemos, así sea en forma meditada o pública, hacemos un balance de lo transcurrido, de lo que pasó entre ese nacimiento y ese joven que hoy tenemos a la vista.

Balance, recorrido mental de un cúmulo de aciertos y errores que forjan el espíritu y el carácter de ese joven, de esa institución o de ese viejo del que le estamos festejando un nuevo aniversario.

Y no es casual que haga ésta planteo hoy. Hoy que festejamos el dieciséis aniversario. 16 años. Edad en que los jóvenes experimentan cambios físicos y psíquicos transcendentes, en donde empieza a afianzarse su personalidad, en donde renuevan su Documento de identidad, en donde casi terminando su nivel medio de educación empiezan a decidir qué harán de su futuro, en donde se termina la edad de la inimputabilidad, en donde pueden obtener su carnet de conductor… en fin un momento de balance pero sobre todo un momento de tomar DECISIONES Y asumir RESPONSABILIDADES!!!!.

Con nuestra Carta Orgánica promulgada el 22 de octubre de 1.995, constitucionalmente nos encuadramos en lo que son los Municipios de primera categoría. Ahora les pregunto, cuánto hicimos los Andalgalenses para ser de primera desde entonces? o nos quedamos en la declamación de serlo,  en el podio de considerarnos, o abonamos ese estado para seguir creciendo?

Sería necio no reconocer que se hizo mucho, se avanzó, se creció, se desarrollaron muchas ramas de la producción, de la cultura, de la educación, del deporte. Pero no les parece que falta algo?. Si. Y ese algo es que reconozcamos que tenemos algunos síntomas de una enfermedad que solo los andalgalenses podemos curar, y es el de la indiferencia, el de aplicar eternamente  la ley del ligustro, el de la soberbia de creernos los mejores y no hacer nada o muy poco para evitar esos desencuentros, evitar ese resquebrajamiento social que algunos pretenden imponer y erradicar la anarquía que solo sirve a la carroña para alimentar su ego.

En esto permítanme parafrasear una vieja fábula. Una fábula que dice que el Puma, nuestro león americano, mata mirando a sus presas.

"El Puma es fuerte porque los otros animales son débiles. El Puma come la carne de otros porque los otros se dejan comer. El Puma no mata con las garras ni con los colmillos. El Puma mata mirando. Primero se acerca despacio, en silencio porque tiene nubes en las patas y le matan el ruido. Después salta y le da un revolcón a su víctima, un manotazo que tira más que por la fuerza, por la sorpresa.

Después se le queda viendo. La mira, a su presa. Así… el pobre animalito que va a morir se queda viendo nomás, mira al Puma que lo mira. El animalito ya no se ve él mismo, mira lo que el Puma mira, se mira pequeño y débil. El animalito ni cuenta se daba de cómo era, ni grande ni pequeño, ni fuerte ni débil.

Pero ahora mira en el mirarlo del Puma, mira el miedo. Y, mirando que lo miran, el animalito se convence, el sólo, de que es pequeño y débil. Y, en el miedo al mirar el Puma, tiene miedo. Y entonces el animalito ya no mira nada y se rinde, se vence, y el Puma se lo come sin pena. Así mata el Puma. Mata mirando.

Pero hay un animalito que no hace así, que cuando lo topa el Puma no le hace caso y sigue como si nada. Y si el Puma lo manotea, el contesta con un zarpazo de sus manitas, que son chiquitas pero duele la sangre que sacan. Y este animalito no teme al Puma porque no mira que lo miran… es ciego. Topos, les dicen a esos animalitos".

"El topo se queda ciego porque, en lugar de ver hacia fuera, se puso a mirarse el corazón, se ocupó en mirar para adentro. Y nadie sabe porque llega a la cabeza del topo eso de mirarse para adentro. Y ahí está de necio el topo en mirarse el corazón y entonces no se preocupa de fuertes o débiles, de grandes o pequeños, porque el corazón es el corazón y no se mide como se miden las cosas y los animales. Y eso de mirarse para adentro sólo lo podían hacer los dioses y entonces los dioses castigaron al topo y ya no lo dejaron mirar para fuera y además lo condenaron a vivir y caminar bajo la tierra. Y el topo ni pena tuvo porque siguió mirándose para adentro. Y por eso el topo no le tiene miedo al Puma. Y tampoco le tiene miedo al hombre que sabe mirarse al corazón.

Cuanto debemos aprender de ellos. Y el hombre mata al puma, porque  el hombre que sabe mirarse el corazón no ve la fuerza del Puma, ve la fuerza de su corazón y entonces mira al Puma y el Puma que mira al hombre y en ese mirar se da cuenta que es sólo un Puma y el Puma se da cuenta que lo miran y tiene miedo y corre"

Cuantos Pumas andan suelto, infundiendo el temor y la desidia, cuantas veces somos topos encerrados en nosotros mismos, y cuantas veces actuamos como hombres, mirándonos el corazón y haciendo que el puma tema de nuestro mirar?.

Hoy cumplimos 16 años de autonomía municipal, el desafío es dejar de mirarnos el ombligo y empezar mirar como los hombres que soñaron un Andalgalá con un crecimiento sostenido y sin pausas. Solo de nosotros depende.